
Es probablemente el altísimo consumo de pescado y marisco el aspecto más positivo de los hábitos alimentarios de esta región. El contenido de AG con acción antiagregante plaquetaria y por tanto antitrombótica y su papel como hipotensor y vaso dilatador confieren al pescado graso un papel protector en la enfermedad isquemia. El pescado graso fresco (sardinas, xoubas, jureles, caballa, bonito, castañeta y tantos otros) es muy popular consumirlo en Galicia.
El calcio de las espinas de los pescados pequeños que se consumen enteros o de los pescados enlatados tiene un alto coeficiente de biodisponibilidad. El pescado azul, además, es la fuente dietética más importante de vitamina D imprescindible en la utilización del calcio.
En cuanto a las innumerables especies de mariscos ya en los años 90, V.R. Young, experto en Nutrición Humana del Instituto Tecnológico de Massachussets (EE.UU.), refiriéndose a la dieta de los españoles, decía: para mí, una de las características más interesantes de esta dieta es el consumo de productos del mar, además del de pescados, el pulpo, mejillones, ostras y una gran variedad de crustáceos y moluscos. Pero quisiera concretar mi intervención en dos puntos: en primer lugar, creo que estos productos pesqueros constituyen una de las fuentes más ricas del planeta en elementos traza, cuyo papel en nutrición es de gran interés y actualidad. El segundo punto está en relación con el anterior y tiene que ver con las similiditudes entre esta dieta y la del Japón, que es uno de los países con menos mortalidad por enfermedades cardiovasculares.
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